miércoles, 17 de febrero de 2010

Ya era hora

Continúo con mis exposiciones de la experiencia Erasmus a petición de los numerosos fans que se han visto decididos a escribir cartas a la autora pidiendo la inmediata retoma de la actividad del bolg por motivos de adicción a él.

Han pasado muchas cosas. Y todas aptas para ser contadas. El problema es que no tengo fotos de casi ninguna.

Nos fuimos a esquiar todos los Erasmus y estuvo muy divertido. Bueno, se presupone que entendéis que a las pistas solo fuimos 6 ó 7, de los cuales 3 eran turcos. Al resto de españoles les bastó prácticamente con ver lo bien acondicionada que estaba la sala que hacía las veces de discoteca en el superhotelazo. Pero los que fuimos nos lo pasamos genial. Yo ya me he pasado definitivamente al snow. De hecho, en cuanto volví del viaje me fui a mirar tablas y botas a una tienda pequeñita que hay justo al lado de mi casa.

Más cosas. Por fin he conseguido saber las asignaturas que tengo que cursar este semestre que empezaba el 15 de febrero. Me ha quedado un horario muy bonito, con Comunicazione Televisiva, Opinione Pubblica, Inglese y Tedesco (¡Alemán!). Por fin tengo alemán. Me apetecía un montón y hoy he ido a la primera clase. Genial. Recordando mi año pasado en nuestra querida E.O.I.

He descubierto en la biblioteca pública mi nuevo lugar de alterne con mis amigos: Habermas, Noelle-Neumann, Grossi, Tocqueville, J. S. Mill... Todos con unas mentes brillantes y dispuestos a contarme sus ideas a placer. Estamos muy a gusto juntos.

Y por último, hoy he ido a misa. Nunca había entrado en el Duomo y recorro todos los días sus cuatro lados en mis idas i venidas. Hoy era miércoles de ceniza y me he quedado de pié. Mucha gente, muy humana, muy a gusto.

Con la segunda mitad de mi Erasmus ya empezada, auguro una mejora del tiempo, de las clases, de los viajes, de la gente. Del ambiente.

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